13 de junio de 2016

Libre Albedrío Masónico



Todo ser humano es libre de actuar y lo realiza aplicando el Libre Albedrío, que involucra el orientar su conducta de un extremo hacia otro o de lo bueno a lo malo, de acuerdo a la información almacenada a priori en nuestro subconsciente.

Hablando  en términos Masónicos, nuestra conducta debe buscar el equilibrio entre estos dos extremos, para mantener un equilibrio mental. El Libre Albedrío quedaría definido como ”la facultad de cualquier ser humano de tomar cualquier decisión, sin impedimento alguno”.

En otras palabras, el ser humano, no tiene un determinado destino, es indeterminado o Libre Albedrío, existiendo un problema entre el determinismo y el Libre Albedrío. El futuro lo podemos moldear de acuerdo a como nos comportemos, de no ser así, no tendría sentido alguno, conservar nuestra conducta dentro de los parámetros éticos/morales en busca de una superación propia y personal, en cuanto dejaríamos pasar la vida delante de nosotros como si fuésemos animales, sin poder vaticinar el futuro. Este argumento se encuentra en el campo de la responsabilidad del hombre y de la utilidad del trasegar diario.

Es deber de todo Masón el superar al hombre común que encontramos en todos nosotros, renacer y buscar dentro de nosotros mismos aquel Ser humano que es su propia superación, siendo ese camino totalmente propio y marcado por las influencias exógenas, pero tomando las que sirven, desechando las que no sirven en el camino trazado en el viaje que hemos emprendido.

Aldo Lavagnini, sobre el Libre Albedrío, sostiene que por consecuencia, Libre Albedrío y libertad individual existen para el hombre en proporción del desarrollo de su Inteligencia y de su Juicio.

Para el hombre enteramente dominado por sus pasiones, instintos, vicios y errores, no existe el Libre Albedrío, como existe para el hombre iluminado y virtuoso. Los instintos y las pasiones determinan constantemente sus actos así como los del animal y lo atan al yugo de una fatalidad que es la consecuencia o concatenación lógica de las causas y de los efectos, o sea la doble reacción interior y exterior de toda acción.

Mas para quien se esfuerza constantemente en dominarse y dominar sus pasiones, eligiendo constantemente lo más recto, justo y elevado, el Libre Albedrío, en el sentido más amplio de la palabra, es una realidad, pues por medio de ese esfuerzo se liberta de los vínculos que atan al hombre instintivo a sus errores y pasiones: conoce la Verdad y la Verdad lo hace libre. (Lavagnini. p: 42)

Es un mito hablar de Libre Albedrío en el mundo actual, porque nuestras conductas se encuentran condicionadas a los controles sociales, ejercidas por el estado, religión, medios de comunicación, propaganda, publicidad, etc. Estos controles sociales, sugestionan a los individuos y a la masa, afectando nuestro Libre Albedrío, porque han afectado nuestra libre capacidad de elección.

El investigador Mark Hallett dice que “el Libre Albedrío no existe, sino que es una percepción, y no un poder o una fuerza impulsora. La gente experimenta el LIBRE ALBEDRIO.

Tiene la sensación de ser libre; “cuanto más examinas, más te das cuenta de que no lo tienes”, afirmó. Esta idea ya había sido planteada puesto que el filósofo alemán ARTHUR SCHOPENHAUER dijo al igual que Einstein que “un ser humano puede hacer lo que quiera, pero no desear lo que quiere”.

La masonería nos enseña a ser nosotros mismos y no somos perfectos, a ser nuestro propio templo interior, los Mas:. tenemos el potencial de crear seres humanos libres u oprimidos, debiendo nutrirnos de pensamientos que nos ayuden a potenciar nuestro templo interior, desechando lo negativo, en búsqueda de la verdad.

Los Mas:. disponemos del Libre Albedrio, para elegir entre las virtudes y los vicios, entre el bien y el mal.

El estudio de la simbología masónica, transmite sabiduría y seguridad en nuestra conducta y ayuda a desbastar las aristas negativas de nuestra piedra tosca, facilitando la práctica de las virtudes, en nuestra vida diaria. La masonería exige a sus miembros la evolución, ética, moral y llevarlo a la práctica, para caminar rectamente.

Para centrar pensamiento, el Libre Albedrío debe ser utilizado sin afectar a otro ser humano, que también tiene la misma libertad de tomar decisiones, porque en caso contrario, estaríamos poniendo en riesgo nuestra supervivencia, por el hecho de que el perjudicado podría tomar decisiones perjudiciales para cualquiera de nosotros.

23 de mayo de 2016

El Simbolismo Esotérico, de los Números



EL SIMBOLISMO ESOTÉRICO, DE LOS NÚMEROS



Sabemos que todo conocimiento espiritual en la historia de la humanidad ha tenido dos vías para darse a conocer; una de ellas es la exotérica, que es aquella que se conoce, que se entrega abiertamente a la comunidad, y otra, la esotérica, que es reservada a algunos pocos y que se trasmite de maestro a discípulo. De esta última, se conservan hoy algunos elementos que, de alguna manera, están en nuestro inconsciente colectivo y que pueden ayudarnos en nuestro trabajo personal. A continuación entregamos algunos significados esotéricos que las tradiciones ocultistas dieron a los números.

CERO
(El Punto Muerto)

El concepto del cero fue descubierto por los mayas más de mil años antes que los europeos. Representado por una concha cerrada, recordando la posición del feto en el útero, el cero representa la desintegración del grano de maíz que precede a la aparición de la semilla y simboliza la regeneración cíclica, pues representa el paso de una vida a otra... el punto muerto... de donde parten los números ascendentes, como el comienzo del desarrollo de toda nueva vida.

Contorno gráfico de la esfera, el cero se aproxima al simbolismo de la copa, del vaso o del cofre de los cuentos donde se encierra a una princesa o a un héroe, imagen del vaso filosófico de la iniciación hermética. Se convierte entonces en un símbolo matriarcal, emblema de la mujer fecundada.

UNO
(La Base)

El mejor símbolo de la Unidad es el punto matemático imperceptible, arbitrariamente situado en la intersección de dos líneas o en el centro del círculo, el que engendra la línea que se desplaza en el espacio y crea la superficie, dando la idea de la tercera dimensión. El punto es el Uno en vías de engendrar todas las cosas.

Los antiguos compararon la Totalidad con el centro de una rueda: la realidad en sí sería como un motor inmóvil; las realidades sensibles, como los rayos y la circunferencia de la rueda. Estas realidades están en constante interdependencia, pues según los filósofos, el Uno domina el tiempo y el espacio, mientras que los seres múltiples se sumergen en el flujo del devenir.

Numerosas civilizaciones (mesoamericanas, caldea, asiría, egipcia) eligieron representar la unidad por una rueda halada.

DOS
(La Dualidad)

Símbolo de la polaridad, de la oposición, de la división de la unidad en masculino-femenino (Yin/Yang), el dos es también el símbolo de la sexualidad.

Representa también el doble poder divino de creación y de destrucción (Shiva).

Sin embargo, el dos es, sobre todo, la ambivalencia, la dualidad, simbolizada por el andrógino, mezcla de caracteres masculinos y femeninos con el órgano macho de la procreación, o por un animal, como la babosa, que lleva los dos órganos.

TRES
(Receptáculo de la Totalidad)

Primer número impar (el uno era considerado par e impar a la vez, macho y hembra), activo, símbolo del cielo, del espíritu, el tres es un número perfecto, la imagen sensible de la divinidad, igualmente representado por tres círculos enlazados, tres velas, tres cruces, tres soles, tres colores: blanco (Padre), azul (Hijo) y rojo (Espíritu Santo), y por el trébol.

Esta Trinidad Padre-Hijo-Espíritu Santo, Mithra el dios triple, etc., simboliza la triple energía divina que prodiga a la tierra por tres veces sus beneficios. Se le aparece a Ezequiel bajo la forma mixta del águila, del toro y del león, emblemas del espíritu etéreo y de los poderes destructores y creadores que se unen en el Dios verdadero.

El mismo principio está representado en todas las tríadas divinas: la Trimurti hindú (Brahma, el creador -Vishnu, el conservador -Shiva, el destructor), las Tríadas egipcias de Menfis (Ptah - Sekhmet - Nefertum). de Osiris (Osiris - Isis- Horus), de Tebas (Amon - Mut -Khonsu), persa (Ormuz, el Sabio genio - Vahu Mano, el buen pensamiento - Asha Vahista, la perfecta justicia).

CUATRO
(La Totalidad)

Cuatro es el número de la organización. Simple proyección de la unidad, el cuatro era el número del ritmo perfecto. Es el número de Júpiter, ley viviente, maestro de la protección y de la justicia, organizador de todo lo que ha sido creado.

Es el número del orden (las cuatro direcciones del espacio fueron el primer medio de orientación conocido por los hombres, tanto en la tierra como en el mar), que fue introducido en la simbología por los cultos solares. En el origen, representaba los solsticios y los equinoccios, las estaciones, los elementos, los puntos cardinales, las fases de la Luna, los vientos del cielo y los ríos del paraíso.

Muchos estados tenían antiguamente cuatro provincias y las ciudades, divididas en barrios, se abrían mediante cuatro puertas correspondientes a las direcciones del espacio (en China, en México, en Sudán...).

Estos significados se extendieron a títulos reales: Señor de los cuatro soles. Maestro de los cuatro mares, Señor de las cuatro partes del mundo, eran términos que designaban a los reyes y a los jefes, frecuentes en el sánscrito, la antigua Babilonia, los chinos, los algunas culturas indigenas.

CINCO
(El Equilibrio, La Perfección Humana)

El cinco era considerado por los etruscos y los romanos como un número nupcial (las 5 antorchas que acompañaban el ritual de matrimonio) porque es el primer número resultante de la suma del primer número femenino número masculino.

Es el número visto como el mediador entre Dios y el universo. Así, la figura humana se inscribe en el pentagrama, pues la cabeza domina los cuatro miembros como el espíritu comanda los cuatro elementos.

SEIS
(La Belleza)

Seis es el número de la perfección, de la belleza: la sexta Sephira de la cabala, Tiphereth, significa belleza y ornamento (representada por el planeta Venus); los seis colores (tres primarios: azul, amarillo, rojo; y los tres derivados: verde, naranja y violeta). El sexto arcano mayor del tarot. Los Enamorados, está asociado a Venus-Ishtar, estrella de la mañana guerrera, y enamorada, como astro del ocaso.

SIETE
(La Armonía)

Desde la Antigüedad, el número siete apareció como una manifestación del Orden y de la Organización cósmicos.

Número solar, figura en los monumentos ancestrales con la corona de los siete rayos en relación numérica con los siete cielos de Zoroastro, los siete bueyes que tiran el carro del sol en las leyendas nórdicas y sobre todo con los siete planetas divinizados por los babilonios que formaron los días de la semana a partir de sus nombres.

OCHO
(El Equilibrio Final)

Número par, femenino y pasivo, primer número cúbico (2 x 2 x 2 = 8), el ocho representa a la Tierra, no en su superficie sino en su volumen.

Los pitagóricos, que lo llamaron la Gran Tetraktis, lo convirtieron en símbolo del amor y de la amistad, de la prudencia y de la reflexión.

En Babilonia, en Egipto y en Arabia, era el número de la reduplicación consagrada al sol: 2 x 2 x 2: de donde proviene la imagen del disco solar adornado por una cruz de ocho brazos.

NUEVE
(La Jerarquía)

Número impar, macho y activo, el nueve es el primer cuadrado entre los impares. Los antiguos lo consideraron como la Tierra + los 7 planetas + la esfera de las estrellas, es decir, 9 esferas concéntricas.

Es el número de la jerarquía: Hesíodo contaba 9 Musas (divinidades de la inspiración poética y de las artes). Reencontramos esta jerarquía espiritual en los 9 coros de ángeles (correspondientes a las 9 esferas celestes de los gnósticos).

Número de la armonía, el nueve representa la perfección de las ideas.

DIEZ
(El Matrimonio)

Número compuesto, el diez reúne los significados del 2 (partición, razón) y del 5 (Eros, fuerza de la naturaleza). Es, entonces, el Eros racionalizado, legalizado, el matrimonio. En la misma línea, representa a la primera pareja: 1 = el hombre, 0 el huevo fecundado por el 1.

Es también el número de la totalidad (hay diez dígitos), del universo, de los Sephiroth de la Cabala. Hay diez dedos, diez nombres divinos, diez predicados escolásticos (sustancia, cualidad, cantidad, posición, lugar, tiempo, relación, hábitos, acción, pasión).

ONCE
(Lo Desconocido de un Nuevo Ciclo)

El once es, para los árabes, el número del conocimiento de Dios, lo que sucede en 11 etapas:

La voluntad correspondiente al desarrollo de sí mismo,
La abstinencia y la música que llevan a la purificación,
El tiempo, etapa de extravío entre la conciencia de sí y Dios,
La imagen de Dios reflejada en todas las criaturas,
El fin de la inquietud,
La tranquilidad perfecta y el éxtasis permanente,
El arrebato fuera de sí,
La posibilidad de elevarse hasta Dios,
La pérdida de la voluntad,
La ida y vuelta con Dios,
La contemplación permanente que da el poder de hacer milagros.

DOCE
(El Orden)

Síntesis del sistema duodecimal y del sistema circular, el doce rige el espacio y el tiempo y simboliza el orden y el bien.

Según los persas, todo el bien proviene del movimiento regular de los 12 signos del zodíaco, creación de Ahura-Mazda, mientras que el movimiento irregular de los 7 planetas provocaría el mal.

TRECE
(El Comienzo de un Nuevo Ciclo)

En la Antigüedad, incluso antes del cristianismo, siendo el doce un número completo y perfecto, el trece indicaba el comienzo de un nuevo ciclo, de una nueva vida y, de ahí, se convirtió en el emblema de la muerte. Muerte a la cual se agrega la idea de renovación (fin de un ciclo y comienzo de otro).

Es, probablemente, en recuerdo de la Última Cena (13 personas a la mesa: 12 apóstoles y Cristo, la traición de Judas, causa de la muerte de uno de los participantes) que el número trece ha conservado su aspecto nefasto. La misma idea preside el simbolismo del arcano XIII del tarot, La Muerte (fatalidad ineludible, fracaso inevitable, cese de algo para recomenzar de un modo diametralmente opuesto), que es la decimotercera Vía de la Sabiduría de los cabalistas (principio sustentador y devorador de las formas provisorias, transmutaciones, cambios) correspondiente al sueño, a la crisálida y a la noche.

DIECISÉIS
(La Realización)

El dieciséis, cuadrado de cuatro, indica la realización del poder material.

Es también la suma de los cuatro primeros números impares: 1 + 3 + 5 + 7 = 16, lo que, por adición teosófica da 1+6 = 7, número sagrado.

Ciertas rosas de algunas catedrales (como, por ejemplo, la de Estrasburgo) tienen dieciséis rayos.

V:.I:.T:.R:.I:.O:.L:.

A...L...G...D...G...A...D...U...

S...F...U...


V...I...T...R...I...O...L..., la palabra se compone realmente de las iniciales de una oración latina: “VISITA INTERIORA TERRA RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM LAPIDEM” lo que se podría traducir como “Visita el interior de la tierra y rectificando encontrarás la piedra oculta”.


He escuchado en las sesiones de instrucción, como a los HH... MM... hacer énfasis a esta palabra, por lo para elaborar esta plancha me la leí una y otra vez, cada vez que la leía le daba un grado de interioridad que no lo puedo expresar con palabras y pude reflexionar lo siguiente:


V...I...T...R...I...O...L..., se conforma de 7 letras, y lo primero que hice fue indagar acerca del significado numérico del siete, y encontré en el campo de la numerología se utiliza el siete para significar el pensamiento, la espiritualidad, la conciencia, el análisis psíquico, la sabiduría, de esos significados, me llamo mucho la palabra sabiduría, pues esta la podríamos entender como los conocimientos amplios y profundos que se adquieren mediante el estudio o la experiencia. En ese momento logre entender, porqué es V...I...T...R...I...O...L... palabra tan importante y el énfasis de la misma.


Volví a leer lo que traduce la misma palabra, y encontré que ella contiene un mensaje, el cual no lo había evidenciado hasta que me senté a realizar éste trabajo, pues comprendí que había era oído la palabra, mas no escuchado, gran diferencia., pues en mi entender que la misma nos habla es de un desplazamiento a un lugar, por ello creo que se hace énfasis a la palabra visita, pues con ello no permaneces en ese lugar, es decir, vamos y volvemos, dicha visita la realizamos al interior, es decir, mirar dentro de nosotros, lo que implica una auto evaluación, evaluación que considero se centraría en nuestros actos realizados hasta el momento de nuestra iniciación con el propósito de mejorar y enderezas aquellos pensamientos y conductas erradas, lo que implica que encontramos la sabiduría.


Éste trabajo, me permitió reflexionar demasiado y pensar que lo más importante para encontrar la piedra oculta que encierra la palabra V...I...T...R...I...O...L... es conocernos, es decir, encontrar nuestra piedra bruta, y saber su conformación, pues las piedras se conforman de minerales necesarios (por ejemplo, el granito siempre contiene cuarzo, feldespato y mica) y accesorio (por ejemplo, el granito puede contener zircón y apatito), nuestra piedra bruta, también, pues a manera de símil debe contener lo necesario y lo accesorio, y debemos tallarla y tallarla, hasta que esos minerales que tenemos nosotros, que son errados los mejoremos.

Q:.E:.P:.D:. Q
...H... JoséJ...F...A...
Resp
...Ben...Log... Cons... de la Arm... No.11

Btá.-Col.